Blockchain y tokenización: ¿qué son y cuál es su impacto en la aceleración de la economía y la inversión?

Ana Carrisso | Fidelity

Directora asociada de ventas, Fidelity International
Licenciada en Comercio y Administración de Empresas por LCCI, Ana Carrisso se incorporó al equipo de Fidelity International Iberia en 1998, donde ha desarrollado toda su carrera en el sector de la gestión de activos.

Abril de 2025 por Ana Carrisso

Imagine que el hijo de un buen amigo quiere jugar profesionalmente al fútbol y desea apoyar su trayectoria profesional. Este chico tendrá una ficha y el valor de dicha ficha aumentará a medida que vaya subiendo de categoría. Imagine que puede comprar una fracción de la ficha, financiando con ello la carrera del jugador y, al mismo tiempo, recibiendo una parte de los ingresos que genere. Esta es la misma filosofía que existe tras un token: la tokenización consiste en convertir un activo (en este caso, un futbolista), en pequeñas partes digitales (tokens), para que muchas personas puedan participar en la inversión. En el mundo actual, prácticamente cualquier activo se puede tokenizar, ya sea tangible (una casa, obras de arte, metales preciosos, coches de lujo) o intangible (derechos de autor, marcas y patentes, futuras ganancias…).

¿Qué es la tecnología blockchain?

Ahora, imagine que estos tokens son como vehículos que circulan por una autopista hasta llegar a su destino. En la autopista hay cámaras, por lo que es posible detectar si un vehículo comete una infracción o está involucrado en un accidente. Esa autopista es la tecnología blockchain: también conocida como «cadena de bloques», la tecnología blockchain funciona como un registro digital descentralizado y seguro donde se almacenan todas las transacciones de los tokens. Cada vez que se produce una transacción, esta se registra como un «bloque» de datos. Este bloque puede registrar todo tipo de información: quién, qué, cuándo, dónde, cuánto o incluso características, como la temperatura de un envío de alimentos. La tecnología blockchain permite así rastrear todo tipo de activos que se hayan negociado en su red sin necesidad de intermediarios. Esto permite reducir riesgos y costes a los participantes en la transacción y garantiza que los tokens no se puedan falsificar, duplicar o alterar sin autorización.

La evolución del mundo de los activos digitales

Aunque son digitales, el impacto de los tokens y la tecnología blockchain en la economía posee un enorme potencial de transformación. Según el informe Time for Trust de PwC, la tecnología blockchain podrá tener un impacto de 1.756 mil millones de dólares en 2030, equivalente al 1,4 % del PIB mundial. Empezamos este artículo hablando de tokens, pero la verdad es que estos solo son una parte del universo de los activos digitales, que estalló en la última década. Quizás el activo digital más popular son las criptomonedas, principalmente el bitcoin, en torno al cual ya existe todo un ecosistema de productos de inversión. De hecho, Fidelity fue una de las primeras entidades de gestión de activos que desarrolló un producto cotizado (ETP) que invierte en bitcoin con liquidez y transparencia. 

En todo caso, tanto las entidades financieras como los inversores de todo el mundo siguen con interés la evolución del mundo de los activos digitales, precisamente debido a las potenciales características que pueden ofrecer a nuestros clientes: no solo mediante beneficios más altos (aunque con mayor volatilidad), sino también por su descorrelación con otros activos financieros, lo que puede añadir diversificación a las carteras. Tal y como ha sucedido con otros tipos de activos, como la deuda financiera o los bonos verdes en la última década, esperamos que el mercado de los activos digitales siga madurando y expandiéndose, lo que se traduciría en un mayor apetito por la inversión. La regulación también ha seguido esta tendencia, haciendo que el acceso a los activos digitales sea más seguro para los inversores. 

En Fidelity, creemos que Distributed Ledger Technology (DLT), de la que blockchain forma parte, tiene potencial suficiente para revolucionar algunas áreas del sistema financiero a la larga. Esto tiene implicaciones profundas para los inversores, que van desde el tiempo necesario para ejecutar órdenes a la reducción de costes, pasando por la aparición de nuevos activos y vehículos que posibiliten invertir en ellos, además de permitir más transparencia en los procesos. En definitiva, consideramos que el sector financiero —y, por extensión, nuestros clientes— obtendría numerosos beneficios con la adopción generalizada de esta tecnología.